7 años, 7 destinos… Lo que aprendí
Hace exactamente 7 años decidí dejar Madrid para regresar a mi ciudad de origen, Lima. A decir verdad, tomé la decisión de marcharme porque necesitaba hacer un gran cambio. Necesitaba poner en orden emociones, personas, dejar de lado pensamientos y voces que no me facilitaban avanzar.
A decir verdad, tomé la decisión de marcharme a mi país para buscar la tranquilidad que necesitaba… La tranquilidad que algunas de nosotras en determinado momento de nuestra vida necesitamos, más allá de la edad que tengamos, más allá de donde vengamos, más allá de donde estemos “viviendo” y más allá de las circunstancias que estemos experimentando o intentando resolver.
A decir verdad, regresé a Lima a buscar mi bien, mi felicidad y a reencontrarme conmigo misma, porque estaba perdida… muy perdida. A decir verdad, regresé a Lima a estar con mi padre… Regresé para acompañarnos y para que él, con sus 80 años, me regalase tantos momentos. Sus últimos años lo pasamos juntos y en esta nueva convivencia de hija retornada, me regaló reflexiones y aprendizajes de vida que jamás se me olvidarán. Una vez me dijo:
“Si eres feliz allí, yo lo seré”. Y sí lo estaba siendo porque había decidido dejar Lima para vivir en la ciudad donde la magia se siente y se vive, Cusco.
Plaza de Armas de Cusco
Y es así como empieza mi nuevo viaje de vida, de cambio y de crecimiento personal. Sin ayuda, sin mentores, sin psicólogos.. Solo con la determinación de que quería cambiar algo en mi.
A veces nos sentimos atadas de pensamientos, emociones, lugares y a personas. A veces, sentimos que no podemos más, que algo no está marchando bien, pero no sabemos qué nos pasa. Nos sentimos desoladas, nada nos llena y comenzamos a sufrir… No vemos luz, solo sentimos… y sentimos andar en tinieblas y sin rumbo. Así me sentía yo.
Y es así como empieza mi viaje. Mi gran viaje de vida el cual me ha llevado a vivir en 7 ciudades en estos últimos 7 años. Para algunas personas no será mucho o quizás sí, sin embargo, para mi han sido los años donde decidí cambiar mi rumbo.
Los destinos que me han acompañado en estos 7 años son (van por orden de estancia y algunos se repiten ?):
Y esto es lo que he aprendiendo viviendo en ellas:
1.- Cuando no estamos bien con nosotras mismas, es mejor ponernos atención
Sí, préstate atención. Intenta descubrir qué es lo que te está pasando, fruto de qué vienen esas inseguridades, frustraciones, miedos, baja autoestima y querer mal. Mira si estás viviendo como quieres vivir. Mira si estás disfrutando tus días, lo que haces, el paseo con tu perro o el ir al trabajo.
Yo me sentía abrumada, desgastada… Cogí mis maletas, a mi perro y decidí hacer algo diferente que me trajese la tranquilidad que necesitaba. No te digo que lo dejes todo, pero decide hacer aquello que crees que puede ayudar a tu bienestar.
2.- Aprendí a surfear olas
A veces, queremos ir en contra de la corriente. Queremos nadar sin saberlo. Queremos que lo pensado se concrete tal y como lo diseñamos. Sin embargo, querer nadar en un mar embravecido no es lo más apropiado (esto me pasaba).
Lidié con olas gigantes hasta que me di cuenta que lo mejor era enfrentarlas de otra manera y no nadando. Decidí surfear y disfrutar de la aventura marítima y, por consiguiente, entendí que era mejor insertarme en “tubos” de agua intentando mantener el equilibrio.
Pasa. Algunas de nosotras se empeña en algo y me parece muy bien que persistamos en lo que queremos. No obstante, muchas veces el camino se tuerce para luego volverse a enderezar. Lo esencial es luchar hasta donde nuestras fuerzas nos lo permitan… sin tanto desgaste, sin tanto dejarse…
3.- Cuando nuestro cambio está al alcance de nuestras decisiones
Para cambiar algo o cambiar nosotras necesitamos tomar decisiones. Si no tomas decisiones siempre, siempre, te lamentarás de lo que pudo ser y no fue. Nuestras decisiones son fruto de querer que algo pase. Son fruto de nuestras inquietudes, anhelos y ganas de tener una vida diferente. Nadie dijo que hacerlo fuese fácil, pero si quieres bienestar en ti… fortalécete con decisiones y acciones.
Te diré. No me fue fácil decidir dejar Madrid e irme a mi ciudad de origen. Pero llegó el día en que mi cuerpo y alma me lo podían. Me pedían tranquilidad y cambiar.
4.- Empecé nuevamente sola, pero no de cero
Después de unos meses en Lima y sin conseguir trabajo, decidí buscar un nuevo destino en Cusco y empezar lo que yo tanto quería, una vida totalmente diferente. Dos currículums me acompañaron en mi periplo cusqueño. Uno de RRHH y otro de Atención al Cliente.
Estaba dispuesta a trabajar en un hotel como recepcionista o como housekeepping. Mi estancia en esta ciudad estaba siendo airosa (pero no fácil) y eso me bastaba. No iba a empezar de cero porque mis ganas no me lo permitían y porque lo vivido con anterioridad, me servía para encontrar un empleo. Y así fue.
Lima
5.- Vivo la adaptación.
Me “mudo” con facilidad. Hago maletas con facilidad y no me da miedo cambiar de casa, ciudad o país. El cambiar de ciudades me ha reportado tantas cosas buenas que hoy en día no es un problema para mi. Es verdad que a veces deseo estar en una casa más de dos años ( y espero que este nuevo retorno a Madrid lo sea ?), pero he aceptado que mi vida es así porque la decido yo.
El vivir de esta manera me ha hecho ver que no me apetece estar en un trabajo para toda la vida. Quiero ver, sentir, aprender de otros, equivocarme y crecer profesionalmente. Quiero trabajos donde sienta que aprendo, aporto, donde me den libertad y que no se fijen si soy de aquí o allí.
Madrid
6.- No tengo un hogar, tengo hogares
Sí, mi gran cambio personal me lo regaló Urubamba, la capital del Valle Sagrado de los Incas. Y tan sagrado y espectacular es, que vivía a 1.45 horas de MachuPicchu ? (gracias pachamama!!). Este es mi hogar y lo será siempre, porque fue mi refugio, mi tranquilidad, mi revolución mental y emocional. Fue mi momento de vivir sola en lo nunca pensado… en medio de la naturaleza, rodeada de apus, en una casa ecológica, sin tv por decisión propia, en soledad y rodeada de paz.
…Lo fue todo en el momento que más lo necesitaba.
Nuestro hogar son las personas que lo conforman. Nuestro hogar es el lugar donde estamos bien, reímos, gozamos, lloramos y aquel espacio que nos regala la tranquilidad que tanto queremos. Un hogar es aquel que te acoge estés como estés y esté donde esté.
Urubamba – Cusco
Esta era mi casa…
Y lo feliz que fui viviendo allí
Urubamba
Mi choza
7.- Adoptar a Valentino, mi caniche
Si en tu vida te acompaña algún animal, sabes de lo que te hablaré. Una de mis medicinas ha sido adoptar a mi perro. Lo adopté en Madrid y me ha acompañado en todo este periplo viajero. Valen, me ha enseñado paciencia, perdón y a entender que los humanos no somos perfectos.
Su capacidad de adaptación ha sido enorme y sé que ha sido así porque él quería estar bien, sentirse cuidado y lo hemos logrado.
Nosotras, quizás con un poco de paciencia, mucho cariño de nuestro entorno y de nosotras mismas, también podemos sacarnos una sonrisa que nos ayude a llevar mejor aquellos días más tristes.
Valen… Calblanque – Murcia
8.- Darle menos valor a las cosas materiales
En mi primera mudanza (Madrid – Lima) no me quise desprender de casi nada de lo que tenía en casa. Vivía sola en ese momento y todo tenía un gran significado. ¿Qué hice?. Cogí gran parte de mi casa y la puse en un contenedor de barco y se fue para Lima.
Después de todo este tiempo y de algunas mudanzas, he aprendido que puedo vivir con menos cosas y que si algo tiene realmente valor estará conmigo o lo mantendré en mi recuerdo. Si hiciste el Camino de Santiago, sabes a lo que me refiero.
Camino de Santiago
9.- He aprendido a vivir en la incertidumbre
Pues sí. No sé donde estaré en dos años… Y esto no me causa malestar, ni estrés, ni preocupación. Espero que sea en la misma ciudad que me acogerá en unos meses, pero quien sabe…. Y si es diferente, es porque he decidido hacerlo así para seguir avanzando.
He aprendido a responsabilizarme de lo que me pasa y a tomar decisiones en mi propio beneficio, como dice Mireia Simó Rel en su libro El Mundo de las Emociones:
“Tiene mucha más repercusión en nuestra vida lo que hacemos con lo que nos ocurre, que lo que nos ocurre realmente”.
10.- He fortalecido mi autoestima y autoconocimiento
Cada ciudad donde he vivido, me ha ayudado a sacar recursos personales que no sabía que tenía y esto engloba lo personal y lo profesional. Estos destinos… estos viajes, me han dado tantos conocimientos vitales que los aplico a mi día a día y a mi forma de trabajo.
No te creas que siempre fui así… en la absoluto!. Hoy por hoy estoy como estoy por haber vivido todo esto, por haber contribuido a que mis sueños se cumplan, por haber vivido sola, por haber compartido piso, por haber decidido moverme, por haber decidido querer experimentar y aprender más.
Lima
Hoy echo la vista atrás y ha pasado y está pasando esto, pero déjame decirte que nadie vendrá a rescatarnos. Nadie vendrá a cambiarnos la vida si nosotras no queremos. Recuerda, todo parte de ti y del camino que desees forjar.
11.- Urubamba (Perú) y Ourense (España)
Hace muchos años pensaba, “me encantaría jubilarme en un pueblito de Galicia o en Cusco”. Y mira por donde; la vida, mis ganas de vivir y experimentar nuevas situaciones, me llevaron a estos dos lugares.
Urubamba, un valle precioso ubicado a 2800 msnm, de grandes montañas, ríos caudalosos, lluvias tenues y gente buena. Un valle rodeado de una cordillera blanca y otra negra. Un valle donde impera el sol, lo verde, la tranquilidad y casas bajas. Aquí empieza todo, aquí empieza mi vida a tomar forma y sentido.
Ourense, aunque no es un “pueblito”, es Galicia. Ourense caracterizada por sus aguas termales y su naturaleza desbordante como el Cañon do Sil. Ourense, siempre rodeada de verde, de aire fresco y de calma. Ourense la ciudad que me dio la bienvenida a vivir en una tierra que me gusta mucho, Galicia.
Y sí, esto lo visualicé durante mucho tiempo y se hizo realidad. Lo que quieres para ti… dibújalo en tu mente, verbalizado, ponle cariño y mucha acción. Nadie, absolutamente nadie, nos puede quitar la ilusión.
Ourense
12.- Felicidad
Cada una de estas ciudades me ha regalado FELICIDAD. Y la felicidad no va de plenitud constante, no va de estar felices siempre, no va de perfección y no va de sonrisas todo el día.
La felicidad para mi, va de momentos. Va de sentarme y ver una montaña, un río, de leer un libro, de conversar con alguien o va de estar y querer estar sola aunque actualmente mis días los comparto con mi chico. Esto también me lo regaló un destino, Madrid… mi pecera de vida.
¿Qué es para ti la felicidad?.
MachuPicchu
13.- Ya no conozco la “zona de confort”
Estoy convencida que estas vivencias son y serán una de mis mayores lecciones. Estos movimientos me han llevado a un aprendizaje continuo. No hay mayor definición para esta experiencia, que estas dos palabras.
Preocúpate por aprender más, entender más y salir de lo que no te hace crecer. Si eres de las que sabe que está dando siempre vuelta a la misma esfera, por lo menos intenta salir si algo te está diciendo que lo hagas. Si estás conforme allí dentro, adelante también. Todo es válido.
14.- Para ti
Eyyy tú!!. Si tu corazón te pide un cambio, hazlo… no lo dudes. El camino te traerá las mejores recompensas, porque el camino es lo que vives y estará siempre anclado de las decisiones que tomes. Olvídate del resultado de las mismas. Solo decide y vete…. Vete a donde mejor quieres estar y el estar, no está edificado de cemento. Está edificado de emociones, sentimientos, estados de ánimos, anhelos y experiencias… Corre que la vida vuela… pero corre feliz.
Solo me queda dar gracias a la vida por permitirme vivir todo esto. Las cosas no han sido fáciles durante estos años… pero me quedo con lo que he disfrutado y aprendido. Solo me sale agradecimiento a todas las personas que me acompañaron en este camino y cómo no, a mi chico que vuela conmigo….
Grace
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